¿Y si dedicáramos nuestra vida a aquello que nos apasiona?

Como os conté en mi primer post, llevo varios años buscando mi misión de vida, y a partir de ésto, mi pasión. Y como he comentado también en varias ocasiones, creo que no es nada fácil encontrar la respuesta, porque no nos enseñan a escucharnos y porque el mundo de hoy en día y el estrés que conlleva, nos hace vivir en piloto automático la mayoria del tiempo.

Sin embargo, creo que el mundo está cambiando y poco a poco la gente está despertando. Con despertar me refiero a que empieza a ser consciente de la necesidad de autoconocerse, quererse y ser fiel a uno mismo. Este cambio, a su vez, empieza a asociarse con tener un pensamiento más positivo y una vida saludable (en mayor o menor medida), por lo que, no es sorprendente el auge de “lo positivo” en estos últimos años. Imagino que muchos de vosotros, cuando veís un selfie en facebook junto a una frase positiva tipo “Vive feliz, quiérete”, pensaréis en la moda y el postureo (ego) que hay detrás de ésto, y estoy de acuerdo. Pero también es cierto que el lenguaje y los pensamientos crean nuestra realidad, así que, aunque es posible que estemos en una transición en la que muchos quieran mostrar lo que se quieren sin ser cierto, el simple hecho de expresarlo ya genera que este camino hacia uno mismo, empiece a ser más palpable y natural para todos.

 

 

Este despertar, sea en mayor o menor grado, se ve reflejado en un acercamiento gradual a nuestra “misión de vida” y “pasión” (a nuestro ser) y por lo tanto, en cambios en nuestro mundo laboral. Cada vez hay más personas inquietas, que quieren seguir aprendiendo, que no se conforman con “lo de siempre”, que quieren disfrutar en su trabajo, que quieren desarrollarse. Esto, también ha tenido impacto en las muchísimas empresas, que se han tenido que adaptar a “la nueva era”, para ofrecer a sus trabajadores la posibilidad de desarrollarse y ser felices en su puesto, lo que se llama “trabajo saludable”. Aquí, habrá mucha gente que me recordará las condiciones laborales de tanta gente en los últimos años, con motivo de la crisis financiera, pero ya os digo, las transiciones son lentas. También tenemos que tener en cuenta de donde venimos históricamente, por ejemplo, la mayoría de las investigaciones en la historia sobre psicología (incluyendo la psicología del trabajo) han sido centradas en lo negativo (estrés, enfermedad, burnout, etc…).

Como siempre, creo que la clave está en nosotros. Somos cada uno de nosotros quienes tenemos el poder y la decisión para dedicar nuestra vida solamente a aquello que nos llene. Si cada uno de nosotros hiciéramos eso, el mundo (laboral) cambiaría. La ciencia ha demostrado que las empresas cuyos trabajadores son felices y sienten emociones positivas en el trabajo, tienen unos mejores resultados (calidad de servicio, rentabilidad, etc…). Evidentemente para ser feliz en el trabajo no basta con tener la pasión, también es necesario que la empresa apueste por prácticas más saludables (flexibilidad de horarios, autonomía, confianza, feedback, etc…). Pero para llegar a ésto, es fundamental que como empleadores y como empleados, cambiemos nuestro concepto de trabajo y de empresa, abandonando la antigua idea de “esclavo” y jefe poderoso (¡que aun nos acompaña!) y empezando a promover salud y amor. Ya hay muchas empresas que apuestan por ésto y por hacer un mundo mejor, más ecológico y más saludable. Para llegar a ésto, necesitamos dejar de movernos por dinero, necesitamos posicionarnos y valorarnos, soltar el miedo y el ego, para así, conseguir ver mucho más allá de nuestro ombligo.

Parece una utopía, pero yo sí creo que puede llegar el día en el que sea normal dedicar tu vida a lo que te apasiona y de la forma que te apasiona (y puede que no sea trabajando de la forma ni con el concepto que tenemos actualmente). Quiero creer que algún día, las empresas tóxicas desaparecerán. Quiero creerlo porque quiero crearlo.

Y vosotros, ¿qué opináis?

Besos, amor.

D

 

 

¡Comparte!