Hola Septiembre, estoy aprendiendo a recibirte.
Aprender a recibirte quiere decir que me aseguro de darme el tiempo para respetarme y adaptarme a la rutina.
Aprender a recibirte quiere decir vivirme en las emociones que me traes, entendiendo que algunas forman parte de la propia adaptación y que otras en cambio, me están indicando hacia donde quiero, o no, que se dirija mi vida.
Aprender a recibirte quiere decir: presencia.
Porque me enseñas que todo pasa, que todo llega y que todo se reinicia. Pude desear que llegaras, pude rechazar que llegaras, y aun así, aquí estás AHORA, ni antes ni después.
Aprender a recibirte quiere decir que no tengo por qué saber hacerlo y que me dispongo a vivirte de la mejor forma que sé y que puedo.
¿QUIÉN SOY HOY?
Para ello, me paro y observo si hay algo que ha cambiado en mí durante estos meses, si hay algo que necesito modificar o actualizar de quién soy ahora.
Escribo las respuestas a estas preguntas permitiendo que mi mente se ordene y se actualice.
Muy atenta a las emociones densas, que me indican que algo se atraganta: eso quiere decir que ahí necesito más comprensión, más cariño, más tiempo, tal vez…una mirada ajena que me ayude. Tal vez, me facilite decirle a esa parte:
“Gracias por venir y por poner el foco en la evolución; por señalarme el camino hacia el que mi interior me marca los pasos; por donde necesito seguir caminando. Si estás aquí es porque mi sabio cerebro sabe que estoy preparada/o para vivirte y transitarte”.
Bienvenido septiembre, lo crea o no, estoy lista para recibirte
Con amor,
D.