Se acerca el primero de noviembre, y, seamos partidarios de celebrarlo o no (ya sea disfrazándonos a modo de diversión, u honrando a personas que han fallecido) el concepto de “La Muerte” toma presencia y de alguna manera el entorno nos invita a, de forma prácticamente involuntaria, incluirlo en nuestros pensamientos.
La muerte es un tema que nos concierne a todos y todas.
Este asunto ha generado, durante toda la historia de la humanidad, diversas explicaciones, concepciones, búsquedas de respuestas e incluso crisis existenciales.
¿Qué es la muerte?
¿Qué significa morir?
¿Por qué estas cuestiones suscitan tanta reflexión?
La primera respuesta, a la par que la más directa, es que esto sucede porque nuestra mente, nuestro cerebro, nuestra vida, no es capaz de asimilar el concepto de “no existir”.
¿Qué quiere decir esto?
Pues que todo lo que conocemos existe: incluso las ideas o fantasías más imposibles, tienen cabida en nuestra imaginación, y podemos darle cierta forma (siempre tomando de referencia lo que conocemos, es decir, lo que ya existe). No obstante, si nos planteamos el pensar algo que “no existe”, no nos viene literalmente nada a la mente.
Esta dificultad a la hora de imaginar o concebir la “no existencia”, si la aplicamos a nuestra propia sensación de estar vivos, nos produce un conflicto interior pues “la vida solo comprende la vida y sus procesos”. Podemos llegar a entender que morir forma parte de vivir, que es un aspecto natural y que todo ello forma parte del ciclo de la vida. Decimos: es ley de vida. Sin embargo, sigue haciéndose difícil, a nivel emocional, el aceptar el “no existir”.
Sumado a esto, si hemos vivido situaciones en las que hemos perdido a un ser querido podemos desarrollar una dolorosa asociación con el hecho de morir: tanto sufrimiento queda anclado a este concepto, porque duele, y no existe un medicamento que elimine dicho pesar.
El dolor hay que asumirlo, pues mientras duele, duele. Y el duelo, de forma natural, se va pasando.
Con esta reflexión, lo que queremos señalar es que es NATURAL el poder sentir malestar al profundizar en estos aspectos.
Y en este sentido, si todos vamos a morir en algún momento, significa que todo lo que hagamos en nuestra vida tiene una gran importancia, pues es en lo que estamos empleando “nuestro tiempo de vida”.
El Libro Blanco de la Muerte
¿Significa esto que hemos de estallar en alerta y comenzar a vivir a lo loco?
Más bien, es una invitación a ser conscientes de en qué estamos empleando nuestra vida, reflexionar si sentimos bienestar con lo que estamos haciendo, y si es que sí, seguir nutriendo lo que nos hace felices. Y si la respuesta tiene más bien tintes negativos, entonces convendría ver qué aspectos de nuestro día a día podríamos modificar para generar, poco a poco, cada vez más bienestar en nuestras vidas.
Por lo que desde Damalei, os animamos a que en estas fechas en las que nos vemos rodeados de tanta simbología relacionada con la muerte, nos enfoquemos en la vida, sus procesos, sus cambios, y tomemos conciencia de que, ya que solo se vive esta vida, ¡la vivamos bien vivos!
A este respecto, compartimos con vosotras y vosotros la siguiente reflexión:
“Voy a vivir profundamente este instante:
¿si no soy yo, QUIÉN?,
¿si no es aquí, DÓNDE?
¿si no es ahora, ¿CUÁNDO?
¿y si no es de esta manera, CÓMO?”
¡Feliz Halloween!