Empezar de nuevo: ¡Deja de ser tú!

Vamos creciendo y tomando decisiones que a veces, se convierten en anclas mentales: alguna parte de nosotros/as asume que son definitivas.

 

Los estudios, la profesión, las relaciones, la residencia, los hábitos…

 

¿Por qué nos cuesta tanto volver a empezar?

 

Las razones son muy diversas y dependen de cada persona y sus propias experiencias. En la base más profunda, algunas de ellas son:

 

  • Tipo de apego con las figuras de autoridad

Si crecí sintiendo rechazo, abandono o mucha ansiedad con respecto a mis pa(ma)dres, posiblemente pueda tener dificultad para tomar decisiones o regular mi conducta (hace poco hice un post en Instagram hablando sobre esto).

 

  • Factores de personalidad

El tipo de apego también influye en nuestra personalidad, ¡Pero no es lo único!

Los rasgos de personalidad son características que determinan nuestra tendencia de pensar, sentir y actuar con el entorno y nosotros/as mismos/as a lo largo del tiempo en distintos entornos.

Rasgos de personalidad como la estabilidad emocional vs neuroticismo,  alta vs baja apertura a la experiencia o responsabilidad vs desorganización pueden influir a la hora de tener más facilidad o menos a la hora de tomar decisiones o de volver a empezar en un aspecto de nuestra vida.

 

  • Solidificación de redes neuronales

Cuando aprendemos algo nuevo, se forma una nueva red neuronal en nuestro cerebro para llevar a cabo la transmisión de la nueva información. Las rutinas rígidas y los hábitos a lo largo del tiempo, solidifican nuestras redes neuronales. Como siempre se activan las mismas redes, se automatiza su activación, automatizando a su vez, nuestras emociones, pensamientos y conductas. De la misma forma, aquello que no se usa, acaba desapareciendo, como otras redes neuronales asociadas a otro tipo de emociones, pensamiento y conductas, costándonos más abrirnos a nuevas experiencias y transformar nuestra realidad

 

  • Factores transgeneracionales, familiares (¡y sociales!)

“Tienes que aguantar en una relación”, “Si eres artista serás una muerta de hambre”, “Tienes que ser un hombre de provecho”…

Son solo algunos ejemplos de mensajes potentes que hemos normalizado a lo largo de nuestra vida. Si nos ponemos en modo observador/a, posiblemente descubriremos que en algún punto, nuestros pa(ma)dres también aprendieron a normalizarlos.

Es fundamental tomar consciencia de las creencias limitantes que cargamos de nuestros ancestros o familiares (y sociedad: país, cultura, escuela, amigos…) que nos están impidiendo dar pasos en nuestra vida actual.

¡Que esté normalizado no quiere decir que sea sano o bueno para nosotros/as!

 

 

A niveles más superficiales (en muchas ocasiones derivados de las razones anteriores) podemos encontrar:

  • No sabes qué hacer 

  • Si has tenido una mala experiencia, pensar que volverá a ocurrir

  • Te sientes sin fuerzas

  • Has perdido la confianza

 

Y…¿Entonces?

Vamos a hablar sobre algunas claves que pueden ayudar a la hora de tomar decisiones que nos conecten con empezar de nuevo:

 

  1. Autoconocimiento

    ¿Quién soy ahora? ¿Qué necesito? ¿Qué me duele? ¿Cuál es mi mayor deseo? ¿Cuál es mi mayor miedo?

    Entrar en en diálogo con nosotros/as, con nuestra parte más profunda nos ayuda a fijar las bases de dónde estoy (¿quién soy?) y hacía donde quiero dirigirme. Sin filtros. Con aceptación y autocompasión. El autoconocimiento es un laaargo camino de exploración, porque ya no solo determina nuestra parte más “fija” (personalidad) sino también en qué nos transformamos a cada paso.

    Por ejemplo, conocer nuestra personalidad nos da información sobre nuestras necesidades y puede ser de gran ayuda para tomar acciones que nos ayuden a expandirnos (y no a limitarnos). Aquí os dejo un test de personalidad que puedes realizar de forma gratuita  como una guía informativa sobre ti.

    ¡Atención a navegantes!: Un test que se realiza por internet sin supervisión y evaluación complementaria de un profesional de la salud mental NO es válido para determinar nuestra personalidad.

  2. Hacer revisiones periódicas de nuestro estado actual y nuestras creencias

Las creencias son fundamentalmente ideas memorizadas acerca de cómo es el mundo y sobre cómo debemos actuar. Son esquemas cognitivos, es decir, sistemas de relaciones entre conceptos que figuran en nuestra memoria.

Las creencias que interiorizamos y a través de las cuales vivimos definen quiénes somos y, por ejemplo, nos enfocan hacia unos valores morales u otros, nos hacen tener cierto tipo de prioridades, etc.

Si estás en una situación que no te gusta y aún así sientes bloqueo para cambiarla, déjame decirte que:

Puedes empezar de nuevo siempre que quieras, no empiezas de 0, empiezas desde esta experiencia.

Todo lo que has vivido forma parte de ti, te ha enseñado a ser quien eres. Te ha aportado.

Y no por ello tienes que mantenerlo si no quieres.

Tienes derecho a cambiar de opinión.

Probar otras cosas.

Equivocarte.

Descubrirte.

Aprenderte.

Y aún así, los cambios a veces cuestan. Los procesos llevan su tiempo, su ritmo.

Date el tiempo que necesites, con paciencia, con cariño.

 

 

3. Ponerse objetivos a corto plazo que ayuden a salir de la zona de confort. ¡Cambio de hábitos!

Esto es: empezar a crear nuevas redes neuronales que te ayuden a procesar e interpretar tu realidad de una forma diferente a la actual.

Para esto, os recomiendo muchísimo el libro de Joe Dispenza “Deja de ser tú”.

Visualiza tu mejor versión de ti:

¿Cómo actúa? ¿Qué hace? ¿Qué siente?

Permítete sentir esa realidad.

Date el derecho de expandirte y descubrir otros lugares en ti que nunca hayas visitado.

Otras nuevas formas de pensar, sentir y actuar son posibles. Otros resultados..

Suelta lo que ya no eres.

Ábrete a recibir lo que SÍ

Permítete SER.

 

 

Como siempre, si sigues sintiendo bloqueo y/o estancamiento, te animo a que contactes con un/a profesional de la salud mental que pueda ayudarte. ¡Aquí os dejo información sobre nuestras terapias!

 

Con amor.

D.

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