Para mí, alinear lo que pienso, siento y hago en coherencia es aprender a redirigir la energía al propósito de unos objetivos que me proporcionen salud y expansión.
Porque si nos fijamos, a veces buscamos la coherencia en cosas que nos dañan. ¿Cómo lo hacemos? En psicología hay un concepto que se llama disonancia cognitiva que nos puede ayudar a explicarlo:
No nos gusta sentirnos incongruentes, así que cuando algo entra en disonancia en nosotros/as, buscamos la forma de volverlo a alinear dentro, bien cambiando la conducta o bien generando creencias nuevas que nos ayuden a sentirnos congruentes.
Por ejemplo: Quiero estudiar unas oposiciones y mi objetivo es hacer 7 horas diarias, pero al final, entre Instagram y ver la tele, estudio solamente 2 horas.
Ante esto la tendencia general será la de reorganizar y ajustar el día o los horarios de estudio (tomar acción) o si no hay un cambio de conducta, buscar formas de ajustar mis pensamientos para “justificar” mis acciones: “También merezco descansar”, “Aún tendré tiempo”, “Total si no iba a aprobar” o para juzgarlas auto exigiéndome y entrando en bloqueo o bucle.
Entonces, teniendo en cuenta de que por inercia vamos a tratar de buscar la coherencia (¡aunque sea una coherencia incoherente o poco saludable!):
¿Cómo podemos encontrar la coherencia de una forma saludable?
- Soltando la autoexigencia y el juicio:
Sentirse alineado de forma saludable en todo momento es tarea complicada, por no decir imposible. Pasamos por muchas fases a lo largo de nuestra vida y a veces, el caos, la crisis y el cambio parten de la incomodidad que nos trae el sentirnos incongruentes: ¡Hay algo en nosotros/as que ha cambiado!
- Adquiriendo hábitos saludables de alimentación, descanso y autocuidado.
En la medida que dediques tiempo de calidad a tu autocuidado en las diferentes áreas de tu vida, ayudarás a la regulación y alineación de tus diferentes cuerpos. Aquí te adjunto la última newsletter donde hablé un poquito del autocuidado:
- Haciéndonos cargo de nuestras emociones y acciones.
- Desvaneciendo nuestra dualidad
Vivimos en dualidad. Casi cualquier situación la analizamos e interpretamos desde un continuo dual: el bien y el mal, luz y oscuridad… Y desde ahí, nuestra mente va de un extremo a otro.
¿Y si a esta ecuación le añadimos un tercer elemento? La trialidad.
Imagínate un triangulo: los dos extremos de la dualidad son la base y el tercer punto es la trialidad, un vértice elevado que permite una mirada y un resultado más integradores y armónicos.
La trialidad está relacionada con la neutralidad, con el observador. Una visión neutral nos permite integrar los dos polos y encontrar otro recurso más pleno. Implica una contemplación totalizadora de los aspectos involucrados, sin victimizarnos por lo sucedido, sin apegarnos a resultados específicos, sin expectativas egoicas.
Una herramienta para poner en práctica la trialidad es el mindfulness.
- EJERCICIO PRÁCTICO*
Cierra los ojos, toma unos segundos para relajarte y conectar contigo y cuando lo hayas hecho, piensa en una situación donde te sientas en dualidad o conflicto.
Visualiza un triángulo y pon en cada uno de los dos extremos del triangulo estas dos situaciones.
Conéctate con cada una de ellas por separado y siente qué te dicen estas partes. Trata de hacerlo sin juicio, simplemente aceptando todo lo que viene a ti.
Cuando lo hayas hecho, conéctate con la trialidad, imagina que ves la situación desde el vértice elevado del triangulo. Desde ahí, eres un/a observador/a que contempla la escena, que integra ambas partes. ¿Qué visión nueva aporta a la situación? ¿Cómo te sientes desde ahí?
*Como siempre, estos ejercicios no sustituyen una terapia psicológica. Si lo necesitas, ¡pide ayuda!
Besos, amor.
D ♥.