¡Hola tierra! Te escribo porque tengo algo muy importante que decirte: perdónanos.
Tus condiciones nos permiten la vida y por ello, nos creemos tus dueños, nos creemos que todo lo que existe en ti nos pertenece. Perdónanos por ser tan ignorantes. Es triste que tan solo cuando nos hablas en forma de catástrofe natural podamos ver quien tiene el verdadero poder, sin embargo, te obviamos cuando nos das: cuando llueves, cuando creces, cuando floreces, cuando fluyes.
Perdónanos por asesinar toda la vida que en ti reside para nuestro beneficio, para alimentar nuestro consumismo.
Perdónanos por acelerar tu ritmo natural, arrancándote poco a poco lo que te queda de natural.
Perdónanos por explotarte, perdónanos por quemarte, perdónanos por asfixiarte, perdónanos por violarte.
¡Perdónanos! Ya sabes que todas esas acciones no son más que hacia nosotros mismos.
¿Sabes lo que me pone más triste? Que la mayoría de nosotros estamos a años luz de comprender y sentir como te sientes. Pero…¿Cómo vamos a comprenderte si no te conocemos? Si te hemos estudiado dentro de un aula, sentados en una silla; si cuando te tocamos ya has sido procesada, una y otra vez…
Solo te pido una cosa: paciencia. Aunque no lo creas, lo hacemos lo mejor que sabemos y podemos. Poco a poco hay más personas que se conciencian contigo, te cuidan y tratan de respetarte. Sé que agradeces cada pequeña acción. Sé que no es suficiente y no justifico la forma tan mala en la que te estamos tratando. Perdónanos.
Ah…una cosa más: ¡Gracias! ¡Gracias madre tierra!
PD: Te quiero y te prometo que cada día trataré de mandarte todo mi amor, y si no lo hago, por favor… perdóname.